SOBRE MÍ:

Vine al mundo con el nombre de Montserrat, me dicen ​Montse o Mon, y la mayoría de las veces tengo que aclarar ​que lleva una T en el medio: MonTserrat. Significa ​Montaña cerrada o aserrada. A continuación alguna de mis ​etiquetas heredadas, otras, elegidas:


Nací y crecí en la clase media baja de un país de ​Sudamérica (crisis constantes). Llevo sangre española ​(principalmente catalana y andaluza), también italiana, ​francesa, alemana, judía y morisca.

Mi familia fue una familia bastante conflictiva a la que ​nunca le faltó el cariño pero hizo de la violencia un ​lenguaje habitual y normalizado. Desde chica, estuve en ​contacto con la muerte y la enfermedad a través de mi ​padre y mis hermanos.


Nací y me identifico como mujer, y aunque la mayor parte ​de mi vida actué desde mi energía masculina, hoy alabo ​mi feminidad. Con Sol en Virgo, Luna en Cáncer y ​Ascendente en Tauro, voy por la vida construyendo ​HOGARES. Como Manifestadora, voy REVOLUCIONANDO ​todo lo que toco (la complicada y conflictiva según la ​familia).

Desde chica, soy una apasionada de la construcción de ​nuevos modos de vida y de la forma en que habitamos el ​mundo. Siempre me resultó fascinante la relación entre la ​experiencia humana y los espacios, la conexión entre el ​ser y el estar.


Al principio me enamoré de las ciudades, quise ​entenderlas y mejorar la calidad de vida de las personas; ​quería cambiar las cosas a lo grande. Así, mientras me ​formaba en Arquitectura y Urbanismo, la vida me ​sorprendió con otro camino, una travesía hacia las ​profundidades de mi propio habitar en este mundo.

En 2014, fui diagnosticada con un cáncer avanzado ​(estadio IV). Con 21 años, la muerte se hizo carne en mi ​vida.


Ha sido un proceso tremendamente doloroso y hermoso a ​la vez. Estas células revolucionarias ahora alojadas en mis ​pulmones en forma de decenas de tumores (metástasis ​inoperables), me enseñan día a día que para aprender a ​vivir, hay que aprender a morir. El miedo a la muerte sigue ​estando, no he dejado de ser humana, pero ya no me ​paraliza ni me quita la paz.


Actualmente, a pesar de tener 2 enfermedades crónicas ​producto de las múltiples cirugías y la cantidad de ​radiación, de consumir y depender de más de 20 pastillas ​diarias para sobrevivir y de un pronóstico no tan favorable ​de vida según la medicina tradicional, hoy soy más feliz ​que nunca: tengo una excelente calidad de vida, me siento ​más poderosa que nunca y me aventuré a irme a vivir al ​otro lado del mundo porque así lo sentía.


Con esto les doy la bienvenida a mi mágico mundo.

UN POCO DE MI PROCESO

CON LA ENFERMEDAD

He pasado más de 10 años buscando respuestas y ​soluciones mágicas a la enfermedad. Además de cumplir ​con los protocolos de la Medicina Alopática (cirugía y ​radiación), he transitado a través de muchas terapias ​complementarias. 

Constelaciones Familiares, Biodescodificación, ​Psicoinmunoneuroendocrinología, Medicina Ayurveda, Medicina ​Tradicional China, Medicina Germánica, Medicina Orthomolecular, ​Medicina Antroposófica, muchas dietas, Hidroterapia Colónica, ​Fitoterapia, Meditación, Oxigenación por cámara hiperbárica, Técnica ​de liberación emocional y Crioterapia, fueron algunas de las ​maravillosas herramientas con las que me encontré en el proceso; ​pero aún así, NUNCA ERA SUFICIENTE, seguía sufriendo las ​consecuencias devastadora de los tratamientos y decenas de ​síntomas secundarios.

Todo cambió cuando reconocí que no importaba cuántas terapias ​hiciera, cuántos libros leyera, cuántos suplementos tomara, o cuán ​estricta fuera con la dieta y el deporte: la SANACIÓN sólo iba a estar ​disponible si me rendía ante mí misma, ante la guía de mi propio ​cuerpo. Ninguna herramienta funcionaría si seguía guiándome desde ​el miedo, la desesperación, la urgencia o la sensación de escasez.

En ese momento, como por arte de magia, llegó a mi vida el DISEÑO ​HUMANO. Este sistema que me fascinó desde el primer momento, me ​recordó que cada camino es único y sagrado, y que no existe la ​verdad absoluta. DH me sacó de la mente y me devolvió el cuerpo. ​Reconocí que era de vital importancia entregarme al proceso, darme ​el permiso para ser guiada por mi caos, por mi enfermedad. Me ​desnudé ante la vida, me despojé de todo aquello que creía ser, pero ​ahí, en lo esencial, a pesar del vértigo encontré seguridad. 

Hoy ESTOY APRENDIENDO A HACERLO DIFERENTE. Hoy creo ​profundamente en un estilo de vida simple, lento, calmo y placentero. ​Momento a momento, busco la coherencia y estoy convencida de que ​CONECTANDO con nuestra VERDAD y nuestros ritmos, es posible ​cambiar las luchas, los sacrificios y las resistencias por una vida más ​fluida y magnética. PORQUE LA MAGIA EXISTE.